Tu silencioso dolor desgarra mi alma.
Una vez más y a destiempo, las palabras acuden como vía de escape, aferrándome a ellas para no volver a caer en el abismo.
Y mi mente anhela, una y otra vez, ese lugar al que supo llevarme, en el que logré alcanzar lo más alto.
Confío en el poder de las palabras para volver a escucharle.
Mientras, el cielo sigue pintando sus indescifrables respuestas a cada instante.
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