La Belleza, Michelagniolo, sólo está en el corazón del artista. No en su cuerpo. La belleza está dentro de nosotros y busca una correspondencia exterior, trata siempre de asir, insistentemente, algo que la semeje fuera. Tú serás un buscador de lo bello, como lo he sido yo, y aunque aparentemente mareado por las formas, sabrás que no hay engaño.
Y al terminar la frase, frunciendo el gesto, como el que quiere dar ánimos y hacer una broma leve, ligera, se llevó al tiempo su dedo índice, un dedo arrugado, al lugar del pecho donde está el corazón, y apretó con el dedo sobre su vestido, y me guiñó un ojo: a mi que era un pobre muchacho desfigurado que lloraba.
Luis Antonio de Villena
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