Yo no me dí cuenta que desde el principio te estabas despidiendo.
Con tanto énfasis por entregarme al ahora, no, no me daba cuenta.
Y desde ese adiós ya proyectado en cada encuentro, no te permitías ningún vínculo respecto de mi al que pudieras aferrarte. Y yo sólo saboreaba la intensidad de los instantes que se propiciaban en cada ocasión.
En las distancias cortas, el más leve roce me atravesaba por completo hasta erizar la parte más profunda de mi alma.Después de la descarga levitaba de placer.
Y yo me ilusionaba, por haber descubierto pasión, aunque ignoraba que fuese una pasión sin fundamento, construida a base de adioses.
Yo no soy para ti, pensabas. Y sin darte cuenta te entregabas, sin poder contener tu deseo ni con la más sofisticada ceremonia de las despedidas jamás inventada.
En el fondo, yo también sabía que no era para ti. Aunque pensaras todo el rato en irte, te ibas siempre acompañado de la región más florida de mi ser.
Tu no eras consciente que eras para mí el más bonito adiós en el que mirarme. Un recuerdo indeleble, grabado a fuego en mi piel, en mi corazón.
Y llegó el día, en el que miraste tu reloj y luego mi rostro y nos despedimos puede que para siempre. Y ahí lo supe. Supe que ibas a ser la ausencia más dolorosa de mi vida.
Después vino el silencio. Y las largas noches de insomnio. Atravesé a pelo el infierno del desapego, hasta que llegó un momento en el cesó el dolor.
Mientras, tú solo pensabas:
¿No te dabas cuenta que desde el principio me estaba despidiendo?(*)
* Frase tomada de @eltorerotuerto