Después de acumular tantos pesados estratos de pasado, se me figura todo como un extraño sueño que se desvanece en los oscuros umbrales de la memoria. Veo los contornos de tu rostro en sfumato, no así el encanto de tu risa, que es recuerdo que todo lo llena.
Me pregunto que cómo puede ser que, a quien tanto he querido, me resulte ahora un
extraño.
Serán el silencio y la distancia, que se encargan de enterrar muy hondo las hogueras del sentimiento.
Hace poco visité el mar y no encontré en él tu mirada. Entonces supe que, dentro de mi, te había perdido quizás (nunca se sabe) para siempre.
Me siento sola y errante en busca del orden perdido.
No es el olvido lo que pesa, para recordarte sólo necesito abrir en canal un buen libro. Es desprendimiento. Te me has desprendido de mis sueños y ahora, necesito aprender a inventar de nuevo, pues sin sueños muero lentamente.
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