sábado, 18 de agosto de 2018

Elucubrando

En el delirio de mi inconsciencia te convertí en el demiurgo de mi día a día.
Al volver a consciente, sólo encontré pájaros de barro que querían volar, pájaros de mirada extraviada como la de un rey solitario y loco.

Toda la inconsistencia que me sugería el mundo (que tomé erróneamente por irreal), se ha ido tornando poco a poco en algo denso y viscoso que me atrapa y paraliza.

Entre fragmentos de sueños rotos, encontré mi origen: un enorme corazón latiendo en armonía.

Y al sentirlo, entendí, que soy con él y formo parte de esa hermosa danza que lo hace crecer y expandirese.

Esto no es que yo lo crea, es que lo creamos muchos, más bien infinitud.

La densidad se hace porosa con cada latido.

El latido que resuena en mi pecho está impregnado del eco de cada uno de los latidos de los seres y de las cosas que me conmueven.

Por eso continuo.










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