miércoles, 25 de julio de 2018
Si el hombre ha nacido para hablar con las estrellas, tal y como decía el gran arquitecto Eladio Dieste, durante el día es la luz la que, como si fuese una mágica escala, le permite dirigirse hacia lo alto. Llevamos al libro, a la carta, al amigo, a la enamorada, al bebé, hacia la luz, al encuentro con un rayo que asciende misteriosamente desde nuestra habitación hasta el cielo. El hombre va hacia la luz porque él se siente luz. Él es también, como el mismo universo, un leño que arde. Es lo que puedo decirte como arquitecto. Que creo antes en la luz del hombre que en la luz de la arquitectura.
Luis Martínez Santa-María
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