Nunca me gustó mirarme demasiado en los espejos, sin ser consciente que muchos de ellos procuran el conocimiento de cientos de matices que habitan el alma.
Arrancándome jirones de pensamientos oscuros, de pasado y de tristeza, consigo continuar el camino en un frágil equilibrio inestable.
Se trata de intentar hacer bueno cada día, cada instante, sobrevolando la tristeza y ahuyentando los miedos que a veces se instalan adentro.
Se trata de vivir, atentamente.
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