Hace tanto tiempo, que ya no tiene sentido, esa loca ilusión que parecía encargarse de ordenarlo todo.
Ese baile solitario y alegre que me nacía al rememorar nuestro último encuentro. Parece haberse disipado entre las rendijas del pasado.
Hace tanto tiempo, que ahora ya no soy yo, todo es absolutamente distinto, más real, pero también más marchito. Quizás se ha ido apagando un poco el brillo de la vida.
Hace mucho tiempo que dejaste de ser un sueño recurrente. Ahora, ni siquiera eres un orgasmo ahogado en lágrimas de soledad. Se apagó mi deseo. Se encendieron las luces del final del camino.
Y es que me he cansado de esperar, por eso ya no veo más brotes verdes en los terrones resecos de tierra. Por eso bebo a grandes sorbos cada instante que compone el ahora.
Pero, ocurre, que antes tampoco tenía sentido y, sin embargo, eras mi vida entera y hasta las nubes se esponjaban en el cielo al sentir tu nombre.