Una vez más, me paralizan el miedo y la angustia.
Una vez más, necesito aferrarme por un momento a algo de la materia para poder salir de esta parálisis.
Me digo a mi misma que todas esas ideas y cosas que, con afán suicida, construye mi mente no han sucedido y lo más probable es que no sucedan nunca. Al menos como en este ahora las pienso.
Una vez más, acuden a mi mente nuevas palabras que pugnan por salir para reconciliarme con el momento.
En mi bloqueo, intento hablar con alguien, pero compruebo que no es mi momento, a quien acudo parece ocupado en otros menesteres que no me incluyen a mi.
Si pudiera llorar todo lo que siento, dejaría todo un mundo mojado de sentimientos.
Me cuesta tanto trabajo llorar que a veces me planteo que pudiera parecer una fría máquina vivivente.
Vuelvo a mirar ese bloc de notas virtual, tan vacío ahora de sensaciones y de sentimientos.
Necesito reconciliarme conmigo misma en forma de hacer algo que me gusta y que me abstrae hasta olvidarme de todo lo cotidiano.
Necesito escribir. Por eso he vuelto.
Acaricio las teclas de las letras con los dedos entumecidos por el frío y la poca práctica.
Y vuelvo a ver esa infinitésima fracción de mi que me reconforta un poquito.
Y no conozco la fórmula para que se vacíe en lo que escribo, a veces, un poquito de mi alma.
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