sábado, 7 de marzo de 2020

Y yo me pregunto por qué tanto derroche de hermosas palabras y poesía,  me nacen para un alma que no me corresponde. Y, sin embargo, las palabras fluyen como si fuesen  una fuente de inagotables aguas, aun sabiendo que todo se encuentra perdido, que todo se perdió hace ya mucho tiempo, puede que antes incluso de llegar a empezar.

Aún sabiendo que no eres importante para esa persona que te cautivó el alma (su indiferencia lo delata), todavía, con una grave insistencia que roza la obsesión, quisieras encontrar las palabras que se aproximaran a todos esos sentimientos que se niegan a marcharse.


¿Cómo es posible que en los aledaños de la muerte sólo encontré la magia de tu nombre?
¿Cómo es posible que tanto amor que me brota de las entrañas no roce siquiera tu corazón alado?

Pero he aprendido a vivir, a vivir sin respuestas, a vivir la soledad, a vivir en las ruinas de mi palacio de sueños rotos. Y continúo.

Yo para continuar miro la rosa, con tanta intensidad como si pudiera acariciar sus pétalos con mis pestañas, reteniendo el momento como suave bálsamo ante todo el dolor que necesariamente ha de venir. Pues cuando el dolor llega y te ahoga, para poder sobrellevarlo es necesario saber que también es efímero como todas las demás cosas de este mundo.

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