viernes, 6 de junio de 2025

Trinos y cielo

Un cielo de suave voluptuosidad nubosa acaricia hoy los contornos indefinidos de mi alma. Miro hacia sus dominios y me cuesta des entornar los ojos, pero su calidez y belleza me traen un poco de calma.

Cuesta respirar la realidad, salpicada de todos aquellos matices de la misma, que aún no hemos conseguido aceptar. Más sin aceptación no hay redención, pero aquí seguimos esperando el momento adecuado en el que consigues la aceptación de esos malogrados flecos, que arruinan incluso nuestro mejor ropaje.

Otro día más de libertad para inventarlo, en cierta manera. Saliendo siempre de la página en blanco y buscando inspiración en los trinos armoniosos de miríadas de pajarillos. Agradeciendo esta fugaz existencia y que, sin embargo, es todo lo que tenemos.


Mis pensamientos aún viajan con lentitud desde las avenidas del profundo sueño hasta la percepción de lo que me rodea a través de los sentidos. Cuanto más duermo más me cuesta volver y despertarme.

Y por un infinitésimo instante, siento que no comprendo nada del complejo  mecanismo de la existencia, tan reales que parecen los sueños cuando los sueñas. De hecho, son la realidad que tenemos en tanto que soñamos. Y un infinitésimo instante posterior, que se dilata a través de los segundos, comprendo que quizás no estamos aquí para entender nada, quizás sólo se trata de vivir la extraña fenomenología que nos acontece a cada paso.












domingo, 1 de junio de 2025

Hands

En sus manos, ahora frágiles y temblorosas, durante mucho tiempo se sostuvo mi mundo.


Hay un misterioso filtro que traspasa los decrépitos huesos, losmúsculos y la sangre, y que es capaz de sujetar la realidad aunque parezca que está está a punto de derrumbarse.

Con la respiración se modula la aceptación del instante. ¿Qué nos tocará de ver? Así de extraña y veloz es la vida.

¿Dónde está la belleza de la rosa ahora marchita?

Quizá en la memoria que habita en el interior de las almas, allí donde se fijan los instantes de todo lo mutable, todo lo terrenal.

Mienten mis viejas fotos. Estamos irreconocibles, tan cerca ya del borde del abismo.

Amo esas manos poderosas, deformadas ahora de tanta vida recorrida. Me recuerdo asida con las mías a su cuerpo, que era la atalaya en la que fui descubriendo el mundo. Mi fortaleza evanescente. Mi madre. Mi amor. Mi vida