Con frecuencia no apreciamos todo lo bueno que nos otorga la vida en el día a día. En vez de alimentarnos de los deliciosos frutos que nos ofrece, vivimos (demasiado tiempo) obstinados en el lado oscuro.
Necesito volver a conectar el interior con las cosas buenas y bellas del mundo.
Los niños y sus sorprendentes miradas sobre los seres y las cosas.
El lienzo eterno del cielo, las aves y las nubes.
La fronda y la ciudad recortándose en el horizonte.
El perfume del amor, cuya nota corazón siempre permanece en la piel.
Todo este sufrimiento también pasará y volveré a ser la dueña de mi risa.
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