Si algún día quiero volver a ti, regresaré a la casa de los sueños y encontraré en sus límpidos anaqueles algunos preciosos recuerdos de las cosas que nunca te dije. Pues hubo un tiempo en que yo también fui alada, y mi vuelo fue más allá del alcance del pensamiento.
El humo del incienso impregnará de notas sensuales todos esos paisajes que fueron los más brillantes momentos. Y entenderé que esta soledad que con frecuencia me invade es tan solo un tránsito de desapego.
En la cercanía propiciada por la intimidad, me gustaba imaginarme diminuta mientras escudriño cada rincón de tu rostro y subida en la perfecta curvatura de tus pestañas, atalaya perfecta donde contemplar la luna, respirar el aroma de los sueños cumplidos.
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