A veces, me pierdo entre los pliegues de tiempo acumulados entre estos muros de tristeza. Y es que la soledad ,hoy, aguijonea mi alma.
Ni una sola palabra que no sea pesada carga del pasado.Ni un trago duro como la absenta que me haga olvidar y logre abrir mi mente al momento, vacío de culpa, lleno de esperanza, aunque ésta sea breve e incierta.
Pero ha llegado la hora de decir basta, de recobrar el aliento perdido, de aceptar cada surco que rompe mi piel, cada batalla perdida, cada paso y deseo fallidos.
Porque hay finales que se deciden y aunque con mucho trabajo, se logran. Con esfuerzo, con tenacidad porque los cambios son necesarios para seguir creciendo. Para demostrarnos y recordarnos que las riendas de la vida nuestra nos pertenecen.
Y vuelvo a este generoso lugar, casi por vez primera por mi. Porque he de aprender a saber parar.
Y hasta aquí hemos llegado. Ya no son las 13.15 h. Ahora es la hora exacta, el momento perfecto para olvidar.