Otra vida. Con todos sus matices. Con todo lo que conlleva en todos los planos de la vida.
Deseaba fervientemente otra vida. Tan a la desesperada, quizás, que todo saltó haciéndose añicos. Mil pedazos de sueños y realidad.
Existe otra vida. Existe otro lado.
Se encuentra un poquito más allá de la cara buena de la locura.
Una vez que has atravesado esa ficción, esa frontera, si logras regresar, todo lo que conoces aquí, en este lado, aunque estés viviendo otra vida, se volverá insípido para siempre.
Es muy alto el peaje que se paga por cruzar la frontera que te conduce al otro lado. Se vuelve perdiendo algo importante. Puede que sea demasiado alto el precio, pero no se elige, sucede. Y ese precio supone la combustión de unas cuantas vidas de las siete, que dicen , tiene el gato.
Nunca serás la misma persona. Como el ave Fénix tendrás que resurgir de los restos de tu fuego.
Ese fuego que te abre y cierra las puertas del otro lado.
Más hay algo que permanece.
Sístole, diástole, sístole, diástole...el reloj biológico avanza
Estás vivo. Dicen que la esperanza es verde. Yo creo que la esperanza es del color de cada latido.
Algún día puede que me atreva a hablar del lado oscuro.
Hoy no es ese día. Aún noto que me queda algún sueño por cumplir.
Que nunca nos falte la esperanza.
Elucubro, porque no quiero recordar el camino de vuelta a casa.
Descansemos.
Mañana será otro día.
Habitemoslé.